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Siglo XVIII

 

De la Reconquista a Felipe II

Del Siglo XIV al XVII

Siglo XVIII

Del Siglo XIX hasta Hoy

 

A lo largo del siglo XVIII Benijófar siguió un camino similar al de los restantes señoríos formados en el bajo segura: consolidación del lugar y un relativo despegue en los últimos años.
En el momento inicial, el señor del lugar estableció la población reservándose el ‘dominio directo’ y otorgado el ‘dominio útil’ en perpetuidad a las pobladores a cambio del derecho a percibir anualmente una renta determinada y otros ingresos suplementarios.

Los 17 pobladores iniciales recibieron unas explotaciones de unos tamaños bastante amplios lo que posibilitaría la ulterior subdivisión de los predios con el aumento de la población. Los censos enfitéuticos (contrato por el que se pagaba un pequeño canon) exigidos por el dominio útil cedido oscilaban según la clase de tierra, siendo diferente el pago de regadío al de secano. En Benijófar la tahulla aparecía gravada con 2 sueldos y 1/7 de los frutos, y además les obligaba a plantar, en los cuatro años siguientes al establecimiento, cinco tahullas de olivar, vina o moreral.

Finalmente (hasta que no lo redimiesen) a los enfiteutas, por entregarles casa, se les cargaba ‘un censo redimible por el valor en que fuera tasada y pagando una pensión anual al 5% hasta que no se redimiese’. A parte de estas obligaciones, el señor se reservaba una serie de derechos e imponía otras cargas a los enfiteutas, amén de los derechos del propio señorío.

De todos modos, frente a otras modalidades de puesta en cultivo ya surgió con un reparto importante de la propiedad, puesto que en el padrón de 1735, el señor sólo detentaba ‘el 17,3% del valor total de la superficie agrícola’.

Así pues a lo largo del siglo Benijófar se asentó definitivamente como explotación agrícola, la única dehesa se la reservó el señor y prácticamente no había ganado.

 

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